Luis Barragán: las visiones de un creador.
En su libro Todo México, Elena Poniatowska nos regala la
perspectiva escrita de un hombre que pasó la vida inspirándose en
los recuerdos de su niñez, clavado entre las paredes de un pueblo
místico que lo acompañó toda su vida y que escapó a la realidad para transformar valles ---que para una persona normal significarían la
perdida de la inspiración--- que parecían imposibles de modificar.
Luis Barragán Morfín (9 de marzo del año 1902, en la ciudad de
Guadalajara, Jalisco. Hijo de Juan José Barragán y Ángela Morfín), es
descrito en este texto de forma poética, tanto que uno se puede imaginar la pasión que este arquitecto mexicano sintió por las creaciones
elaboradas con piedra blanca y vivos colores.
Elena nos invita a
un viaje montado sobre letras, casas y jardines que fueron inspirados de
las fotografías de la memoria que el arquitecto vio de mundos salidos de cuadros
surrealistas del pintor Giorgio de Chirico, Luis Barragán
evoca con una efímera constancia los lugares y adornos que prevalecen
en su obra arquitectónica. Encontramos en la lectura una descripción
elaborada de fuentes, agua, bebederos para caballos (porque Barragán platicó que no sólo creaba hogares para los hombres, también para los
cuadrúpedos que buscaban refugio del mundo) trabajaba en ambientes hostiles de piedra
negra volcánica que transformaba en terrenos para la relajación y
contemplación de las maravillas que pueden apreciarse una vez en la
vida. Aquello fue un reto que consiguió, más tarde, el reconocimiento mundial para Barragán,
La
obra del arquitecto más fotografiada y tomada como ejemplo de
inspiración para los estudiantes que pretenden levantar construcciones
al cielo es: EL PEDREGAL.
Luego escaparon otros sueños del
arquitecto y se transformaron en: La cuadra de San Cristóbal ---una
residencia edificada para el señor Folke Egerstrom en el fraccionamiento
los clubes--- La capilla de Tlalpan y Las torres de Ciudad Satélite.
La escritora expresa que el último diseño mencionado no contaba con el bastante aprecio del arquitecto aunque fuera una obra suya, ya que sentía que las torres carecían de toda belleza y composición que generalmente plasmaba en su trabajo.
La escritora expresa que el último diseño mencionado no contaba con el bastante aprecio del arquitecto aunque fuera una obra suya, ya que sentía que las torres carecían de toda belleza y composición que generalmente plasmaba en su trabajo.
Para este genio de la
arquitectura; el hogar perfecto y armonioso es aquel que carece de
marcos que invitan a pasar los ruidos de la cotidianidad, el avance de
la vida del hombre moderno y lastímera luz que puede convertirse en
potente enemiga de la tranquilidad. Las ventanas en una casa representaban
para Luis Barragán la esterilidad creativa de un arquitecto y le parecía un insulto a su persona. Para él, el vidrio utilizado en la
construcción de edificios y casas resultaba un peligro constante que,
resta además, de la belleza que puede tener un hogar verdadero.
Barragán
encontraba todavía algo peor que la transformación de la arena en
material que acarrea la tristeza; el concreto frío y que imprime aún más
desconsuelo que los ventanales, para este creativo de las paredes, cada
elemento básico en la construcción de una casa debía significar el
refugio del alma encarnada en un cuerpo.
El trabajo de este gran
hombre tenía impreso la humildad. De esa forma los materiales
más sencillos como el tabique aplanado y pintado, la loseta de barro,
los pisos de tablón de pino y los pavimentos de piedra de rio o laja de
canto que en cierto momento eran utilizado para realizar una modesta
casa de pueblo, le sirvían a él como base para crear armonía entre lo
tradicional y moderno de la urbanidad.
Poniatowska nos describe a
Luis barragán como el hombre que defiende el aislamiento en que vive
“Hay edad para todo; uno para bailar, otro para recibir, otra para
encerrarse y meditar; hasta llegar a la edad de morir y todas esas
edades hay que vivirlas, sin confundirlas”
Luis Barragán Morfín falleció
el 22 de noviembre de 1988 en la Ciudad de México.
En el vestíbulo principal del recinto del instituto nacional de bellas artes y envuelto con la bandera nacional; descansó por dos horas el féretro con sus restos.
Ocupó el mismo sitio que tuvieron al morir Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros y muchos otros creadores reconocidos, sin embargo, las huellas de este grandioso arquitecto todavía pueden ser admirados hoy en día.
En el vestíbulo principal del recinto del instituto nacional de bellas artes y envuelto con la bandera nacional; descansó por dos horas el féretro con sus restos.
Ocupó el mismo sitio que tuvieron al morir Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros y muchos otros creadores reconocidos, sin embargo, las huellas de este grandioso arquitecto todavía pueden ser admirados hoy en día.
Por: Noodle Kattepón Váiz.
Fotografía: Internet, doodle de Google.